martes, 22 de agosto de 2017

CAPITULO 52




—¡Oh hija, por fin has llegado! —acudió Sara emocionada al ver a su pequeña—. ¿Por qué no me cuentas cómo de hermoso será tu vestido? —preguntó solícita Sara Chaves.


—Es el vestido más horrendo, más abultado y más lleno de encajes que he visto en mi vida —contestó Paula terriblemente indignada.


—Pero por lo menos será cómodo... —intentó indagar Sara para saber por qué razón su hija había escogido algo así para el día de su boda.


—No puedo dar dos pasos sin llevarme por delante todo lo que tengo a mi lado.


—Bueno, será barato entonces, ¿no? —quiso saber Sara preguntándose por qué su hija, que hasta ese día no se había preocupado mucho por el valor de las cosas, comenzaba a medir su economía.


—Vale más que toda la tienda entera de Madame Mirage; por suerte lo paga mi suegra.


—¿Se puede saber por qué te has comprado algo tan caro, feo y ridículamente incómodo, si no te gusta? —preguntó Sara algo alterada—. ¡Seguro que te has dejado engatusar por esas dos brujas! Es por eso, ¿verdad?


—No, las estaba manejando perfectamente hasta que…


—¿Que ocurrió, hija mía? —inquirió Sara Chaves finalmente
preocupada.


—¡Pedro Alfonso! —fue lo único que masculló ella además de una retahíla de insultos dirigidos a él mientras subía con escandalosas zancadas hacia su habitación.



****


Pedro Alfonso había salido esa noche en busca de compañía, pero no de una mujer, bastantes problemas tenía ya con una como para intentar complicarse con otra. 


Además, su cerebro solamente podía pensar en una cosa: ¿cómo demonios hacer que Paula rompiera con Don Perfecto?


Podría conseguirlo en un segundo si le contaba a Jorge Guillermo Worthington III como reaccionaba Paula ante sus caricias, como le devolvía sus besos con la misma pasión, o como le era imposible negarse a que él tomara su cuerpo una y otra vez, donde fuera y como quisiera, porque ella, aunque nunca lo reconociera, era suya, y eso no lo podría cambiar nunca ningún Don Perfecto venido de fuera.


Pero con esto, además de decir definitivamente adiós a ese petimetre, también la alejaría de él por completo. Había esperado demasiado tiempo para estar con ella y no quería estropearlo todo, así que, a pesar de lo que sus instintos le decían, Pedro esperaba pacientemente a que Paula
cambiara de opinión.


Bueno, tan pacientemente como podía.


En el bar de Zoe se tomaba una cerveza esperando la presencia de su amigo Daniel o tal vez de Jose, que le contarían la reacción de Paula al llegar a casa, pero la persona que ocupó la silla próxima a la suya fue la despampanante y sexy Alicia Worthington, aunque para su gusto también era demasiado caprichosa.


—Hola, guapo, ¿qué hace un hombre como tú tan solito? —se insinuó mientras le acariciaba un brazo con sus inmaculadas uñas.


—Tomar una cerveza y esperar a unos amigos.


—¿Y no prefieres compañía femenina? —añadió acercándose cada vez más a él.


—No, gracias —contestó Pedro deshaciéndose de su abrazo.


—¡Pero a ti qué te pasa! —exclamó Alicia indignada por el rechazo—. No tienes pareja, estás soltero; entonces, ¿qué te impide relacionarte conmigo?


—Estoy enamorado de otra —confesó Pedro sin alterarse en absoluto por sus gritos y su chillona voz.


—¿Y se puede saber quién es esa chica tan especial? —ironizó Alicia.


—Paula Chaves —contestó Pedro sin inmutarse mientras seguía bebiendo su fría cerveza.


Pero… pero esa chica está prometida, ¡va a casarse con mi hermano! —señaló Alicia confundida.


—Eso ya lo veremos —retó Pedro levantándose con brusquedad y dejando un billete en la barra.


Pedro se marchó del bar de Zoe sin volver la vista atrás.


La reacción de la rubia fue mirarlo enfurecida mientras marcaba el número de su hermano y le contaba una por una las palabras que había dicho Pedro sobre su futura esposa.


«Bien —pensó Pedro mientras se alejaba—, ya era hora de que Don Perfecto se enterara de que tenía competencia.»






1 comentario:

  1. Espectaculares los 3 caps. Lo que me reí con lo del negocio de novias jajaja.

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